La historiadora y la periodista pusieron en valor la labor del Archivo Municipal, clave a la hora de preservar y difundir la memoria colectiva
La historiadora Cinta Cantarell y la periodista Imma Juncà compartieron su experiencia de trabajo en los archivos, y en particular en el Archivo Municipal, con los asistentes a la tertulia celebrada el lunes en Can Jonch en la actividad que ha iniciado la Semana Internacional de los Archivos.
Imma Juncà explicó que cuando en el 2021 recibió el encargo de hacer el libro conmemorativo del centenario del Hospital Asilo de Granollers, lo encaró como «un gran reto» y que lo primero que hizo fue acceder a el Archivo Digital, el portal web que difunde, digitalizados, documentos, prensa, estudios y publicaciones, una información consultable «desde casa, con un gran potencial y que es necesario poner en valor». «A través de la prensa podía ir siguiendo la evolución del Hospital, por ejemplo, del esfuerzo de la sociedad civil por sacarlo adelante», explicó. Habló también de la importancia de los audiovisuales: el filme de la Fiesta Mayor de 1914 le permitió ver la colocación de la primera piedra del Hospital, por parte de su benefactor, Francesc Ribas.
Por su parte, Cinta Cantarell ha tenido que documentarse a fondo por los diversos libros sobre historia que ha escrito y también para dotar de contenido las visitas guiadas que hace a la ciudad, a través del Museo. Explicó que el volumen de documentación digitalizada disponible te permite «sentar en el sofá e ir haciendo». Habló de las actas de los plenos municipales, como muy buena fuente de información, así como de las fotografías -parte digitalizadas y accesibles en el portal web del Archivo de Imágenes-, sin las cuales sería muy difícil ubicar los espacios.
Ella misma dijo que gracias a los documentos textuales y fotográficos que se preservan en el Archivo puede contrarrestar creencias populares equivocadas, como que la iglesia de Sant Esteve fue bombardeada por la guerra. En las visitas por los lugares de la ciudad donde cayeron bombas durante la guerra, surge a menudo la pregunta de por qué aquel 31 de mayo de 1938 no sonó la sirena para avisar a la población. «No podía sonar, porque todavía no lo había: los documentos nos han demostrado que las pruebas de sirena se hicieron después, los días 3 y 15 de junio». Siguiendo con el día del bombardeo, explicó que en el Archivo se guarda un bando del entonces alcalde, Pere Iglesias, avisando a la población de que aquel 31 de mayo, a las 7 de la tarde, sobrevolarían el municipio aviones del ‘ ejército republicano. Ironías del destino, los aviones que ese día sobrevolaron -y bombardearon- Granollers fueron los de la aviación fascista, lo hicieron por la mañana y sin previo aviso.