La ciudad de Granollers tiene una historia muy compleja y llena de matices que te será muy interesante conocer para poder disfrutar de todos los detalles y aspectos de la ciudad.
Granollers se caracteriza por tener una historia que se remonta a tiempos anteriores al imperio romano, y ha vivido cambios en sus gentes, arquitectura y costumbres que ha hecho que Granollers y su historia estén llenas de matices muy interesantes de conocer.
Edad Antigua en Granollers
Los primeros yacimientos encontrados en Granollers se remontan a hace más de 4000 años. Se han encontrado restos de civilizaciones íberas no solo en la propia ciudad, sino también en varios municipios de alrededor, que indican que era una zona con cierta actividad íbera.
Aun así, los restos arqueológicos más importantes encontrados en Granollers corresponden a la época del imperio romano: concretamente los de la Necrópolis de Can Trullàs. En esta época, Granollers era un pequeño asentamiento cercano a la Via Augusta, y se llamaba Semproniana.
Época medieval en Granollers
En la edad media, Granollers ganó importancia estratégica dentro del territorio de los condados catalanes. Principalmente, su posicionamiento entre la Via Augusta y el Camino Real que conectaba con Barcelona transformó al pequeño asentamiento en un centro de comercio destacable para las mercancias de todo el condado.
En esta época, la ciudad tenia el nombre de Granularios Subteriore, que es el nombre del cual deriva el nombre actual de la ciudad. La fama con los comerciantes permitió a Granollers convertirse en el punto central del comercio en el Vallès Oriental.
Época moderna en Granollers
Esta prosperidad comercial que consiguió Granollers en el medievo le permitió conseguir grandes riquezas. Estas riquezas se invirtieron en crear diferentes iglesias, como por ejemplo la iglesia parroquial gótica de Sant Esteve, y la iglesia de Sant Francesc. Además también en esta época se construyó la emblemática Porxada de la ciudad, que al principio servía como refugio para el grano. La ciudad se convirtió en un portento de la producción agrícola de toda la región del Vallès.
Después de las guerras napoleónicas y con el inicio de la fiebre de la industrialización, Granollers decidió cambiar su modelo económico, y pasó a enfocarse en la producción industrial, principalmente en la producción de téxtiles, muy común en toda Cataluña durante esa época. Aparte de esta industrialización, se hicieron los primeros ferrocarriles y carreteras que conectaban la ciudad con el resto de territorios, cosa que le permitió mejorar el ritmo de producción industrial todavía más.
Edad contemporánea en Granollers
Con los inicios del siglo XX, Granollers crece mucho, llegando a fusionarse con los municipios del Lledoner y de Palou.
A partir de la Segunda República, Granollers sufre un proceso de decadencia: no solo vive momentos convulsos política y socialmente, sino que después en la Guerra Civil Española, Granollers sufre muchos daños con los bombardeos, y la hambruna y la pobreza abundan.
No es hasta los años 60, cuando una ola de inmigración proviniente del sur de España genera un disparo en la población de Granollers, y se generan nuevas construcciones, bloques de edificios, nuevas instalaciones, etc. Esto da una segunda vida a la ciudad, que se encontraba devastada desde la guerra.
Además, en esta misma época, la industria téxtil, principal motor económico de la ciudad, sufre una fuerte caída, cosa que obliga a cambiar el modelo económico de Granollers y diversificar su producción, abriéndose también a otros sectores.
Finalmente, con la llegada de la democracia, Granollers acaba de modernizarse, y toma su posición como uno de los puntos importantes de la comarca del Vallès Oriental, y un ejemplo de ciudad europea moderna.